"¡Concéntrate!" - TDAH
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Una palabra larga que describe un tema complejo. Y un fenómeno que todavía tenemos que aprender a tratar adecuadamente, no sólo los pediatras, sino también la sociedad en su conjunto.
Punto 1: Consideramos que el TDAH es una neurodivergencia, es decir, un comportamiento que no está dentro de lo normal, pero que no es patológico per se. Sólo es patológico si existe una clara tensión psicológica.
El problema es que esta tensión psicológica ha aumentado en los últimos años porque nosotros, como sociedad, parecemos ser cada vez menos capaces de tratar adecuadamente el comportamiento neurodivergente, es decir, desviado.
Dos ejemplos de la biografía de Doc. Tuvo un gran profesor de primaria que le mandaba regularmente al patio en los cursos 3 y 4 a correr unas cuantas vueltas. Después, el pequeño Ralf volvía a sentarse atentamente en su sitio. El profesor hizo intuitivamente lo correcto en los años 80: fomentar la actividad motriz y el movimiento, lo que le ayudó a concentrarse de nuevo en su trabajo.
Probablemente, algunos criticarán que esto ya no se puede conseguir hoy en día en una escuela. Y sí, habría que adaptar las condiciones marco, tal vez se necesiten ratios de personal diferentes. Pero tenemos que darnos cuenta de que podríamos hacer mucho más en este tema de lo que estamos haciendo. Y esto también puede requerir un poco de idealismo.
Ejemplo 2: De niño, Doc olvidaba todo tipo de cosas y las dejaba por ahí: Estuches de lápices, paraguas, bolsas de deporte, llaves, gafas... Con todo, sus padres lo soportaban con valentía. Pero su padre también solía decir: "Sólo tienes la cabeza en el cuello para que no llueva dentro". Hay que defender al padre Brügel: En los años 80, la gente no sabía mucho sobre el tema. Hoy, sin embargo, hay que decir: un dicho así no ayuda en absoluto. El niño no deja las cosas tiradas a propósito. Decirle "Cuando acabe la clase de educación física, acuérdate de la bolsa de deporte" o "¡Concéntrate!" tampoco ayuda. Porque precisamente forma parte del comportamiento neurodivergente que la mente del niño ya esté en el recreo, en las clases de matemáticas o en otro lugar después de hacer deporte.
Lo que ayuda: Practicar en pequeños pasos. Psicoeducación. Se trata de medidas que pueden cambiar el comportamiento (terapia ocupacional, psicoterapia, entrenamiento de la concentración, meditación, etc.). Luego se mejora a lo largo de la vida. Sin embargo, anécdota 3: Incluso a sus 50 años, Doc olvidó recientemente su maleta en el tren. Esto significa que el comportamiento no tiene por qué desaparecer por completo. Pero hay que aprender a lidiar con él y, en algún momento, hay que adoptar una visión menos dramática para uno mismo.
En conclusión: como sociedad y como médicos, deberíamos centrarnos más en no considerar patológico el comportamiento desviado. No obstante, es importante examinar detenidamente a cada niño. Y la medicación a veces puede ayudar. Pero es importante que el enfoque no sea querer curar algo. Por el contrario, ante todo debemos aceptar que estos niños muestran un comportamiento inusual, que todos debemos aprender a afrontar juntos. De ese modo haremos justicia a los niños y no necesitaremos siempre tantos diagnósticos y medicamentos.
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